Escribe discípulo! Somos de la Constelación de Andrómeda.
Venimos a colaborar con el ‘Manantial de Vida’ que está fluyendo por tu “pluma”.
El OASIS manifestado en los escritos es Luz de Vida. No lo dudes.
Nuestra Presencia está alineada con la Paz Solar de
Nebadón. Venimos a ofrecer nuestro aliento y apoyo a todos los hombres de buena
voluntad. No estamos aquí para recorrer vuestro mundo como en un viaje de
curiosidad y fantasía; aunque eso parece vuestro mundo, un mundo de fantasía…
Estamos aquí para ayudar a los humanos a sortear la etapa evolutiva más crítica
de la historia de Urantia.
Vuestro Planeta ha estado sujeto en el remoto pasado a
contiendas de “hermanos del espacio” que se disputaron el “oro” en Urantia. Al
hablar de “oro”, la palabra es correcta en varios sentidos. Se disputaban el
oro en cuanto al mineral propiamente dicho, junto a otros minerales que vuestro
rico Planeta contenía en abundancia; “tesoros” escondidos en las entrañas de su
corteza; y “se disputaban el oro” significa también la posibilidad de dominar,
no solo los recursos materiales, sino también los ‘humanos’; ya que en aquella
época recóndita los seres de la humanidad existente eran similares a simios,
eran ‘humanoides’ de los inicios de la época lemuriana, cuando todavía no
tenían el desarrollo suficiente.
Los extraterrestres en contienda se disputaban el “oro”,
es decir, los recursos y el poder sobre Urantia; y esa fue una lucha que duró
miles de años, hasta que los más fuertes lograron adueñarse del Planeta y
dominar a los humanoides lemurianos, a quienes sometieron fácilmente engañándolos
con promesas y espejismos. Incluyeron en esta recién naciente raza humana
urantiana genes propios, modificando así el código genético original lemuriano.
Lo hicieron para obtener mayor dominio sobre la raza sometida y obediencia
hipnótica sobre los dominados.
Estos grupos de almas humanoides andaban en conjunto, ya
que la individualidad aún no existía, eran “almas-grupo”, lo cual facilitaba la
tarea de sometimiento por parte de los intrusos.
Los “vándalos del espacio” eran de varias razas; la
mayoría de cadenas evolutivas pasadas. Traían consigo tecnologías tendientes a
la explotación de mundos, ya que estas entidades así subsisten; son entidades
vampirizantes que no tienen vida propia, en verdad, sino que viven de lo que
puedan tomar de otros… Siempre han existido entidades de este tipo, y aunque os
cueste entenderlo, forman parte de remanentes evolutivos en camino de
desintegración, y como tal, tienen un lugar dentro del gran esquema de las
cosas.
Algunos estudiantes podrán preguntarse: ¿Por qué fue
permitida la intromisión de estas huestes oscuras en Urantia…?
La respuesta no es simple. Veamos:
Existen las Fuerzas del Orden y del Bien, claro está;
bien lo saben todos los estudiantes; pero lo que no se comprende en general, es
que es un continuo desafío para la Confederación Crística el mantener la
Armonía evolutiva en todos los sistemas de mundos existentes dentro de un
UNIVERSO. La tarea es mucha, y a veces ha excedido al número de servidores. En
ocasiones el “Gran Consejo” ha tenido que tomar decisiones claves teniendo que
decidir a qué puntos y sectores del Universo Local dirigir las Fuerzas Vivas de
la Luz, y qué sector dejar por el momento sin la protección necesaria. Bien
entenderéis lo que hablamos si lo comparáis con situaciones similares a la
expresada, que ocurren en vuestras propias vidas, en vuestro propio mundo…
En Urantia se dejó solo una guardia mínima permanente, ya
que durante algún tiempo no existieron milicias solares disponibles para hacer
frente a tan tremenda invasión, especialmente de la raza reptiliana. El Sol
desvió sus fuerzas a cuadrantes del Universo que más lo requerían, y prometió
volver al rescate de la humanidad de Urantia, cuando fuese el momento.
Después de miles de años terrestres (solo “semanas” del
tiempo cósmico), las Milicias Celestes regresaron a Urantia y se establecieron
con bases en el interior de la Tierra, desde donde comenzaron a proyectar
energía lumínica de elevada vibración, que fue de a poco limpiando al Planeta
de sus mayores densitudes. Pero en la superficie planetaria muchos de los
intrusos reptilianos y sus secuaces ‘grises’ sin alma se afincaron como
pudieron.
Las Fuerzas Crísticas en Urantia si quisieran podrían
terminar con esto con una sola decisión; pero en medio de esta situación de
conflicto cósmico está “el Hombre”, que es un “actor” vital en este complejo
escenario.
Es el hombre quien
debe decidir soltar las energías astrales asociadas a las oscuras fuerzas del
mal. Mientras el ser humano no lo haga, mientras siga unido en vibración a
esas siniestras fuerzas que por tanto tiempo lo sometieron, las Fuerzas
Lumínicas Crísticas solo podrán hacer una cosa: “esperar”…, por que el ser
humano posee poder de decisión, y debe con madurez y responsabilidad decidir su
destino, a consciencia. Si el Hombre no se decide, si no ejerce su poder de
ACCIÓN y VOLUNTAD con inteligencia, en dirección a lo justo y recto, las
Milicias Celestes no podrán liberarlo; por que ante todo se respeta el libre
albedrío. La batalla debe ganarla el Hombre mismo, en su propio terreno
interior. Cuando el ser humano se entrega a lo justo, a la luz, las Milicias
del Sol tienen entonces vía libre para ayudar.
Una porción de la humanidad ya ha dicho SÍ a la Luz, pero
aún queda una parte que sigue con los patrones oscuros basados en el odio y la
manipulación, y es allí, en esa parte de la humanidad aún dormida, que los
intrusos arraigan sus fauces…
Como veréis, estimados congéneres de la LUZ UNA, estamos
aquí para aclarar temas a los cuales muchos rehúyen, por que desafían las
estructuras mentales y hacen aflorar un miedo oculto, colectivo, encerrado en
el inconsciente de la historia de la humanidad, una historia de sometimiento y
conflicto, como fue explicado. Pero por más dura que sea la verdad, llega un momento
donde esta debe ser dicha tal como es. La Humanidad ya no es infante, al menos
un buen porcentaje ya puede escuchar sin rehuir.
Es hora de colocar el libro de la verdadera historia de
Urantia sobre la mesa de los estudiantes e investigadores del mundo. Esta señal
de contacto contribuye a tal propósito, y no es la primera de este tipo.
Algunos podrán verlo, pero aporta datos que, en el todo, aclarará más y mejor
lo que ya fue transmitido por otros medios y conocido a través de ciertas
leyendas de tribus antiguas.
Por último, en esta primera transmisión de nuestra parte,
os decimos:
No dudéis que en vuestra historia, llena de dificultades y
luchas, el Sol siempre brilló, cada día, en Urantia. Todo obedece a Planes de
EVOLUCIÓN.
Tomad con calma e inteligencia estas señales de contacto.
En Luz y Paz:
LOS
ANDROMEDANOS.
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